miércoles, 5 de septiembre de 2012

Feliz Mes de la "Indiapendeja"

Por ahí he visto que andan unas almas felices con sus "banderitas azul y blanco", ¡Que bien! porque comprándolas seguramente ayudaron al vendedor de la calle que anda en la "rebusca" para darle sustento a su familia. Pero,  yo me pregunto: ¿Cuál Independencia? Si tenemos una economía dolarizada (de los pocos países que se atrevió a poner esta medida económica neoliberal en práctica), dependemos de las remesas de los compatriotas en otros países (mayoritariamente Estados Unidos) para que la economía no se caiga a pedazos, ya que sus envíos de dinero apenas hacen que los indicadores no caigan abajo de la linea de pobreza extrema. 
Consumimos y compramos cosas que vienen de afuera como si fueran la "última Coca Cola del desierto (y, perdón, pero que frasesita más horrible, al menos, yo, si estoy en el desierto y tengo la desgracia de encontrar que este veneno es lo único para calmar la sed, prefiero que me muerda una serpiente y morir de una vez). 
Sigamos compatriotas: Nuestra balanza comercial es más del 50% deficitaria, es decir, que importamos más de lo que exportamos ¿Y que exportamos? ¿Productos nostálgicos? ¿Materia prima?, ¿Ropa de maquila para que le pongan una marca "vergona" y la vendan cara en Europa y Estados Unidos y nos la manden de regreso para comprarla en Metrocentro? Pupusas? 
Ciertamente, lo más valioso que mandamos hacia afuera es la gente. 
El fenómeno de la migración continúa, a pesar de las dificultades que implica irse para el Norte, a pesar de los peligros y de los vejámenes a los que se exponen cientos y cientos de compatriotas. 
¿Que si estoy orgulloso de ser salvadoreño? ¿Por qué? Si tuvieramos grandes logros científicos y artísticos talvez, a lo mejor si fueran logros deportivos olímpicos, pero, también, estos últimos suelen ser nacionalismos baratos arraigados en una falsa idea de superioridad y los otros dos aspectos, por lo general, pasan sin pena ni gloria en la opinión pública nacional, posiblemente, los medios de comunicación sean en parte los culpables por no informarnos sobre estos logros...o quizas sea yo el principal responsable por no preocuparme en ir y averiguar si un científico o un escritor salvadoreño ha recibido el Premio Nobel.
El otro día escuché que: "el salvadoreño es trabajador", sin embargo, esa afirmación, la verdad, a mi me suena más bien a: "el salvadoreño se deja joder por su patrón", aún peor, escuché el otro día: "El salvadoreño se lo deja TODO a Dios", cuando la realidad es que, mientras "el salvadoreño" espera que venga el milagro de los cielos, "otros salvadoreños más oportunistas, y que, a veces, no parecen ser ni "tan salvadoreños", se aprovechan de sus privilegios para "joder" a ese "el salvadoreño trabajador y aguantador... tan aguantador que ni pone las manos para defenderse.
He conocido salvadoreños trabajadores, pero también los he conocido increíblemente "huevones", de quienes he conocido "huevones" la  mayor parte son sumamente "conformes", "sumisos" e ignorantes sobre las cosas más esenciales y que les afectan directamente, pero también he conocido salvadoreños bastante inteligentes, inconformes y con deseos de cambiar las situaciones en beneficio de la mayoría. Por otra parte, también los hay con intereses superficiales, corto placistas y bastante egoístas. He conocido salvadoreños aspasionados y otros displicentes. Los he conocido ricos en dinero y lujo, pero con la cabeza vacía y he conocido otros con los bolsillos llenos de agujeros, pero con la conciencia tranquila.
En resumen, he visto lo que hay más allá de ese "ser salvadoreño" tan generalista y todos son seres humanos bien diferentes, aunque con algunos intereses y rasgos comunes, pero lo que me ha quedado claro es que la nacionalidad que algunos tanto defienden con entusiasmo viene siendo una mera etiqueta desprendible, relativa en su más profunda esencia, inclusive, en algunas ocasiones, es un tatuaje que estigmatiza y que impide superar barreras mentales.
Los países, al final de cuentas, son una mera ilusión, ya que, a la naturaleza, las fronteras políticas humanas, le importan un pepino: Una tortuga, en el desierto, atraviesa de México a Estados Unidos sin problemas de migración y no necesita papeles para ser ciudadana de uno u otro territorio. 
Nosotros los humanos, en cambio, buscamos ese sentido de pertenencia territorial, bastante primitivo por cierto...¿Orgulloso de ser salvadoreño? La verdad es que no...
¿Orgulloso de ser Terrícola? Tal vez...a lo mejor, aunque, últimamente, también vengo pensando algo al respecto.